Bueno, me hincharon tanto... nahhh mentira :) Me halagaron tanto, que me dieron ganas de publicar dos, Y SOLO DOS capítulos más.
Ahora si, disfrutenlos, que yo me voy a ir a seguir escribiendo :D
Historia Nº 2
6:00 AM en punto. Ya me estaba cansando de el sonido de ese reloj. Le di un golpe y lo apagué. Ojala se haya roto.
Me levante, pese a que no quería hacerlo, me duche y me vestí.
¿Quién hubiera dicho que con solo 19 años sería subdirectora de una empresa tan importante?
Bueno, todo fue gracias a mi papá. Recuerdo cuando me lo dijo. Fue hace un año. Yo recién llegaba del colegio, me había sentado a estudiar para un parcial, en cuanto mi papá entro a mi habitación y me dijo que le prestara atención.
- Escuchame, quiero que dejes de estudiar eso. A partir de mañana, vas a trabajar en mi empresa.
Tardé un rato en entender lo que me decía.
- ¿Qué? – pregunté, atónita.
- Lo que escuchaste. Vas a trabajar conmigo en la empresa. Es una decisión tomada.
- ¿Y…y el colegio?
- ¿Para que querés el colegio? Yo me voy a encargar de que estudies lo que necesites; y vas a ver que en menos de un mes vas a estar en la cima, tal como me paso a mi.
En ese momento, la palabra “cima” sonaba muy tentadora para mi…
Significaba vida propia.
No lo pensé dos veces, y acepté el trato sin titubear.
Lo que mi papá había dicho era cierto. Solo había tomado unos cuantos cursos de administración, y al mes y medio ya estaba en lo alto.
Lo primero que hice con la plata, fue comprarme un departamento para mi sola. Era feliz.
Ahora, un año después, me doy cuenta de que es mucho sacrificio solo por unos cuantos millones… pero mi papá me aseguro de que el dinero aumentaría con el tiempo.
Esa mañana, baje a desayunar. La mucama me había preparado un café bien fuerte, como a mi me gustaba, y una porción de torta de la noche anterior. Comí rápido y me metí en mi Mercedes.
Ahora me esperaban casi dos horas de viaje hasta llegar a la empresa. Si… era un tanto lejos.
En eso suena mi celular. Era mi psicólogo. Nunca me gustaron del todo, pero a mediados del año pasado, mis papás me dijeron que no me veían muy bien, y que haga una consulta. “Dales el gusto” – pensé.
Pero la cuestión es que no había podido despegarme. El poder contarle como me sentía en realidad me había reconfortado tanto, que no había sido capaz de dejarlo.
- ¿Hola? - Atendí.
- Hola, buenos días, ¿Cómo andás?
- Acá, yendo al laburo. ¿Vos?
- Esperando que vengas.
- ¿Qué…? Uh, no. Decime que no es viernes.
- Quisiera, pero es viernes.
- Hay no, perdoname, se me re pasó… ¿puedo pasar mañana? Me pongo una alarma, me pego un papel en la frente si es necesario…
- Si, no te hagas drama. Llamé por si te había pasado algo… Bueno, llego un paciente. Te dejo.
- Dale, nos vemos mañana. – Y corté.
Dios, ya es como la cuarta vez que me pasa… Y no es que soy distraída, es que…
Apreté el freno del auto de golpe. El semáforo estaba en rojo, y yo estaba cabeceando del sueño… Podría levantarme más tarde, y tomar el camino corto, pero es a una cuadra de la villa, y desde lo que me pasó no cruzo más por ahí.
Cada individuo que veo en actitud sospechosa, hace que llame al 911. Me estoy volviendo paranoica.
Por fin, llegue al trabajo.
Dejé mis cosas en el estudio, y llame a mi secretaria para que me traiga un café.
Reviso todo lo que tengo que hacer; y entonces la llamo de nuevo y le pido que, mejor, me traiga dos.
Mientras estaba redactando un informe sobre uno de mis empleados, suena el teléfono.
- ¿Si?
- Señorita, hay una llamada de un abogado para usted en la línea dos.
- Gracias, ya la agarro. – corto, esperando a que mi secretaria m derive la llamada. Suena en teléfono, y al segundo timbre, atiendo.
- Licenciada Florencia Lombardía, ¿en qué puedo servirle?
Historia Nº 3
Llovía. ¿No podía haber elegido un día mejor para escaparme? Tendría que haber escuchado a los guardias cuando programaban su fin de semana.
Pero, ¿me estoy oyendo quejar? ¡Salí de ese nido de cucarachas! ¡Es lo mejor que me paso en la vida!
Ya tenía todo pensado. Me iría del país. Tal vez a China, o quizás a Sudáfrica. Allí nunca me encontrarían. Pero primero necesitaba dinero.
Estaba empapada de pies a cabeza, pero eso ya no me importaba, era libre al fin.
Haría pagar a ese imbécil que me metió en cana, culpándome por algo que no había echo.
La historia fluyó en mi cabeza con tanta nitidez como si hubiera sido ayer, y no hace ya un año y medio.
Aunque sea difícil de creer, yo antes era una chica a la que se la podía llamar normal. Iba al colegio, era una alumna promedio, en fin, tenía una vida.
Maldigo la hora en que me enamoré de ese idiota…
El tomaba alcohol a montones, fumaba y hacía cosas de las que jamás me enteré ni quise enterarme.
Pelo rubio, ojos azules, altura normal, en fin, nada del otro mundo. Pero a mi me gustaba.
Resulta ser, que era el cumpleaños de quince de una de mis compañeras. Este chico había sacado alcohol de quien sabe donde, y había tomado a escondidas. Yo estaba saliendo del baño, en cuanto lo vi salir del baño de hombres, tambaleando (recién hoy me pregunto si se habrá lavado las manos luego de usar el baño…)
Lo ayudé a que no se cayera, sosteniéndolo a medias, y lo siguiente que recuerdo es el golpe de mi cabeza contra la pared de mármol, y un gusto amargo a alcohol en mi boca. El me estaba besando.
Shockeada como estaba por recibir un beso del que creía mi príncipe, se lo correspondí al instante.
Sabía como iba a terminar eso, sabía que tenía que detenerme, pero también sabía que no podía.
En cuanto sentí su mano sobre mi muslo, supe que ya no había vuelta atrás.
Pero de pronto, unas luces nos enfocaron, y todo el salón vio nuestra recién creada escenita…
Nos echaron de la fiesta, obviamente; pero debo admitir que en ese momento era la adolescente más feliz en la faz de la tierra.
Bueno, la cuestión es que al poco tiempo empezamos a salir.
Si supieran las cosas de la vida que aprendí con el… Lo único que le agradezco es que me enseñó que el mundo no es color de rosa.
Dos años después, aún seguíamos saliendo; pero yo ya no era la misma. Había dejado de darle importancia al colegio, ya que mi novio me decía: “¿Para qué estudiar, si es más fácil vender droga?”. Si, ya se que esta mal, pero yo estaba ciega, sorda y muda en ese momento, y no le decía nunca que se equivocaba.
El día en que me agarró la policía, recuerdo que era el día de mi cumpleaños.
Habíamos acordado encontrarnos a las tres, y según el, ese iba a ser “el mejor día de mi vida.”
Fui al lugar pautada, bien vestida, maquillada y peinada, esperando la llegada de mi amor.
El cielo estaba lleno de nubarrones, y no iba a tardar en llover.
Se hicieron las cuatro y yo seguía esperando. A las cinco se largó a llover, y como era una plaza, no había lugar donde refugiarme. De todas, formas, no me importó en absoluto.
El llegó a las siete de la tarde, desarreglado, y sin siquiera un obsequio.
- Hola – Me dijo.
- Hola.
Se hizo un silencio incómodo.
- Em…feliz cumpleaños mi amor…
- Gracias – respondía, cortante.
- …se que llegué mas tarde, tuve…ciertas complicaciones., pero… - me observó de pies a cabeza. – Hey, estas empapada, tomá mi campera. – y me tapó con su abrigo. - ¿Querés ir a mi casa…? No hay nadie.
- ¿Pensas que podes llegar cuatro horas más tarde el día de mi cumpleaños, y simplemente invitarme a tu casa…?
- En verdad, yo no quería “solo que vengas a mi casa”…
De pronto, lo comprendí.
No sabía si seguía enojada, pero por sobre todo, no sabía si estaba lista para dar ese gran paso…
- Yo…em… - pero antes de que pudiera terminar de hablar, un grupo de policías nos agarraron por la espalda y nos dijeron que pongamos las manos en alto.
Estaba asustada. Muy asustada.
Un policía revisó a mi novio, pero al no encontrarle nada, lo dejaron ir. El muy cobarde se fue corriendo.
Luego, se dirigieron a mí. Yo temblaba.
Me sacaron la campera y la revisaron.
Lo siguiente que recuerdo es que esposaron y me colocaron en un auto. Llegue a divisar una alta cantidad de armas de distintos calibres que sacaba el policía de la campera de mi novio.
Lo odie.
Como si fuera poco, después me enteré que fue una mujer la que llamo al 911 por que nos vió en “actitud sospechosa.” ¿Por qué no se guarda su actitud sospecho en el…? Bueno, dejémoslo ahí.
Ya averiguaría quien era esa mujer, pero primero quería vengarme del que me había mandado al correccional de menores por casi dos años.
Llegué al lugar donde sabía que estaría.
Era un antiguo bar. Entré sin pensarlo dos veces, y lo vi sentado en el lugar de siempre. Apenas me vio entrar, puso los ojos como platos.
- Hola bonita, tanto tiempo…
- ¿Te acordás de mi?
- ¿Cómo no me voy a acordar? La de la fiesta de quince… Veo que ya te dejaron salir del correccional.
Yo sabía que a nadie le importaría si había robado la cartera de una señora, o era una asesina en serie. La gente así era normal en ese bar.
- Si, hoy me largaron. - mentí.
- ¿Y que necesitas?
Ahí es cuando empecé a sacar todas mis armas de seducción.
- No se si te acordas, pero el día de mi cumpleaños, había quedado algo pendiente entre nosotros… - dije acercándome a él e invadiendo su espacio personal.
- Veo que no la pasaste muy bien en el correccional… mi casa es a dos cuadras.
- Si, me acuerdo perfectamente. ¿Vamos? – dije sonriendo.
En cuanto llegamos a su casa, no pude evitar hacer una disimulada mueca de asco.
Estaba todo sucio, había un olor inaguantable, y había especimenes de insectos que seguramente no habían sido descubiertas…
En cuanto me tiró en la cama, una mata de polvo nos inundó. No pude evitar estornudar.
Posó su boca violentamente sobre la mía, y empezó a desabotonar mi pantalón…
- ¿No… me darías un momento a solas…? Son solo unos minutos, para adaptarme al lugar….
- Como te gusta hacerte rogar, eh… Esta bien. Aprovecho para ir al baño. No tardes bombón.
En cuanto escuche el “clic” de la puerta, puse mi plan en acción.
Primero, me quite el pantalón. De seguro me agarraría algún virus desconocido en esa casa, pero todo valía la pena por hacerlo sufrir unas cuantas semanas…
Rasgué un poco mi ropa interior, y rocié con un vino barato que encontré en la cocina su cama y mi ropa. Despeiné un poco mis cabellos, y llame al 911.
Llegaron en el cantar de un gallo.
- Princesa, ¿te falta mucho…?
- ¡Ponga sus manos donde las vea! – Gritó el policía.
Una mujer se acercó hacia mi y me ayudó a levantar.
- ¿Estas bien?
En ese momento, saque a relucir mis dotes actorales, y empezé a sollozar.
- ¿Te llego a hacer algo?
- El quiso…quiso… - Y me ahogue en un falso llanto incontrolable.
Vi entre lágrimas como los hombres llevaban a mi ex novio, el cual por cierto gritaba insultos inentendibles hacia mi persona, a una patrulla. Sabía que no lo iban a meter en el correccional, por que yo no iba a ir a testificar, pero lo harían sufrir unas cuantas semanas, considerando como es la justicia en Argentina hoy en día… Y así logre vengarme del infeliz que se había robado mi adolescencia.
- Señorita. – dijo la oficial, sacándome de mis pensamientos.- Usted tiene que venir a declarar…
- Es que mi familia y yo…ibamos irnos de vacaciones esta noche luego de cuatro años… Por favor, oficial, necesito ir a mi casa, mis padres deben estar muy preocupados. Ambos son grandes, y mi papá es un hombre muy enfermo… imagínese que le podría pasar si yo no llego a mi casa… Déjeme aunque sea ir a decirles una mentirilla piadosa, y luego voy a donde usted quiera.
- Mmm…. Esta bien. Vaya, tome una ducha y nos encontramos dentro de dos horas en la comisaría que queda a dos cuadras. ¿Podría decirme su nombre?
- Si, por favor, dígame Nati.
Listo, ahora si, todo por hoy :) Espero que lo disfruten
4 comentarios:
nunca pense qe llegaras a meterte en tantos qiilombos tdo x un piibe, y menos qe flor dejara el cole x un trabajo "mas faciil"...
estan muy buenos las 2 historiias:D
MUY LINDAS LAS DOS HISTORIAS;LA SEGUNDA ME ENCANTO; FUTURA ESCRITORA,
TE FELICITO NATI :)
SOS UNA GENIA con eso lo resumo xq no tengo ganas de escribir pero mañana te digo todo. Ah, y ovbiamente que conste en actas QUE TE RE FELICITO!!
EXCELENTE!!! Estan buenisimas!!! No puedo esperar a cuando nos encontremos todas, pero todavia falta...
De parte mi y de Charly:
Congratulations!!!! :D
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